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jueves, agosto 18, 2005

13 de Agosto. Shopping and pinting

Me levanté tempranito y me fui a correr de nuevo por los campos de UCD. Cuando estaba entrando al campus, vi unos carteles que decían dónde se celebraba el campeonato de hockey, así que fui a fisgonear un poco y a enterarme de si la entrada era gratuita. Evidentemente no lo era, sino que costaba 20€ por día o 60€ por todo el campeonato. Que sí, que si ibas a todos los partidos te salía por un cagao, como dice Tomás, pero es que tragarme tanto hockey no me iba a hacer ningún bien, así que decidí que iría a ver la final si España llegaba a ella.
Volví a casa, me duché y estuve haciendo mi primera colada. Vaya rollo. La lavadora tarda una hora y cuarto en lavar la ropa, y luego ponla a secar, porque encima la secadora está estropeada, y por lo que hablé con Philippa, no piensa arreglarla, porque dice que no puede afford it. Así que tuve que tender la ropa en una cuerda de esparto que tiene en el jardín. Menos mal que salía bastante seca por el centrifugado…
Cuando terminé de recoger la ropa, como no tenía ninguna cita, pensé que podría ir dando un paseo hasta el centro y tratar de comprar algo de la ropa que necesitaba. Así que cogí el mapa, el paraguas, las llaves, el reloj, el móvil, la cartera y el reproductor de mp3 y seguí Clonskeagh Road hasta llegar a Ranelagh, y de ahí continué hasta el centro. Es muy sencillo llegar, ya que sólo tienes que seguir la calle. Todo recto. Así descubrí que la zona en la que yo estoy no tiene prácticamente tiendas. Sólo un Spar, una tienda de bebidas, y una pharmacy. Y que para llegar a la zona de tiendas necesito andar durante 25 minutos. Están todas juntas en tres manzanas de Ranelagh. Me pedí un capuccino para llevar en una pequeña cafetería italiana y me resultó muy curioso que, cuando me despedí y les dije aquello de ‘Ciao!’, me miraron y me despidieron con mucha alegría. Parece que no soy el único al que le gusta que le hablen en su idioma cuando está en el extranjero. Fue un detalle, pero me llamó mucho la atención.
En fin, continué hacia el centro y pasé por delante de un supermercado Centra (otra cadena como SPAR) y me metí a ver cómo andaban de precios. Resultó que eran más caros que los del SPAR, así que me compré sólo una chocolatina Mars (de las pequeñas, que las había Maxi, también) para seguir con mi sondeo de las mismas. Ésta no me gustó. Era muy pesada y costaba masticar porque tiene demasiado caramelo.
Llegué a Saint Stephen’s Green otra vez y paseé por la zona que no había visto. Esta vez, como era sábado, estaba lleno de gente sentada en grupos en el césped. Creo que la mayoría eran extranjeros. Es un sitio muy relajante y muy agradable a la vista.
Tomé otras cuantas fotos y me fui al centro comercial más cercano, Saint Stephen’s Green Comercial Center (muy originales ellos), que tiene tres plantas llenas de tiendas de todo tipo. En el centro había tiendas de souvenirs, typical irish, y encontré a la prima irlandesa de la oveja Paquita (quien no sepa quién es, que le pregunte a Laura), así que le hice una foto.
Luego pasé un buen rato cotilleando los precios de la ropa deportiva y ese tipo de cosas. Es más cara que en España, pero tampoco demasiado. Supongo que a partir de determinado precio, el incremento no se nota tanto.
Lo que es muy curioso es llegar a Irlanda y que haya una tienda de ropa que se llame Paco’s. Jajajajaja. Me tronchaba de la risa. Por cierto, no encontré bolsas de ‘Saltadoras’ (en lugar de Jumpers), pero sí que encontré el puesto de refrescos de la foto: ‘Zumo’. Jajajajaja. Era muy divertido buscar cosas en español. Había una tienda de cuadros donde tenían algunos realmente preciosos y no eran demasiado caros. Y también un par de personas dibujando caricaturas. En la parte de arriba había un restaurante con bastante buena pinta que tenía vistas al parque. Como yo ya me había comido mi sandwich de salami con mayonesa, pues no comí nada. Además tenía pinta de ser un poco carete.
Encontré una tienda de libros y pensé en comprarme el de ‘La forja de un túnica negra’ de Margaret Weis pero en inglés. Pues va a ser que no. La tienda era grande, pero es que no tenían nada de Margaret Weis ni tan siquiera de la Dragonlance. Por no tener no tenían ni al elfo oscuro, así que imaginad. Sin embargo, fijaos lo que sí que encontré:
Pregunté por otra librería donde encontrar algo y me mandaron a Grafton Street, así que para allá que fui.
Grafton Street es el centro comercial de Dublín junto con O’Connell Street y Henry Street. Es una calle peatonal en la que hay multitud de tiendas de ropa, música, joyerías, floristerías y, por supuesto, un MacDonalds y un Burger King. Había gente tocando en la calle y un par de hombres estatua que lo hacían bastante bien, (no como el que hay en Ciudad Real :p).
Estaba todo petadísimo de gente. En O’Connell entré en una librería muy grande llamada Eason, donde esperaba encontrar algún libro de Margaret Weis en inglés, pero qué va. Ni la conocían. Hay que joderse! A quien sí que adoran por aquí es a Terry Pratchett, la creadora de Mundodisco, tenían un montón de libros suyos. Igual tendré que preguntar si hay alguna librería especializada en Fantasía, o mejor aún, en comics, rol y similares. El caso es que al final, como quería algo de lectura en inglés, pensé que lo mejor sería Harry Potter and the philosopher’s stone, que, como es para niños (en teoría), no tendría un vocabulario demasiado complicado (luego me di cuenta de que estaba en un error).
Al salir de allí me dirigí a Penneys, (pronunciado igual que penis, jajajaja) que son unos grandes almacenes de ropa en los que está todo tiradísimo de precio. Como llegué con la hora justa (eran ya casi las 6:30, hora de cierre), sólo me dio tiempo de pillar una dressing gown (bata) y unas slippers (zapatillas de andar por casa), que era lo que me hacía más falta. ¡Y por sólo 16€ las dos cosas! Está baratísimo. No me dio tiempo de comprar el raincoat, ni las boots, pero ya volveré este sábado o el domingo, que también abren. Por cierto, me han dicho que van a abrir un Penneys en Madrid muy pronto…
Una vez terminadas las compras de material no fungible, me fui a por el fungible. Vamos, a por el condumio. Entré en un Dunnes Stores (otra cadena de supermercados) y los precios están bastante bien, y la calidad no es mala. Además, encontré: gnocchis frescos, nata líquida, bacon Campofrío, sandías españolas (de las amarillas chiquitinas, eso sí) y lo mejor de todo: ¡¡Vino de la Mancha!! ¡De Alcázar de San Juan! Eso sí, a precio de oro: 3,99€ la puñetera botella. Pero qué quieres que te diga, lo pagué con mucho gusto.
Así que, después de todo, esa noche cené gnocchis a la Cortázar (lo que viene siendo con champiñón, nata y bacon rehogado con vino blanco manchego). Pero la nata no era como la de aquí, así que no me salieron igual. Tendré que cogerle el punto a estos productos.
Cuando me volvía a casa, recibí un mensaje de Kike diciéndome que había quedado a las nueve en el pincho. Como no me daba tiempo de llegar, porque tenía que hacer la cena y recoger y tal, le dije que le llamaría luego, y nos encontramos a las 10:30 en el pincho, que todavía estaban allí esperando. Me presentaron a un par de chicas, Miriam y Ana y nos fuimos a por las pintas. Estuvimos buscando un lugar para tomar algo por el Temple y, al final entramos en un garito llamado New York donde me tomé una pinta de Guinness que estaba gloriosa. Por cierto, había un grupo de tías que seguro que estaban borrachas, que hacían unos bailes bastante provocativos. Y encima estaban mazo de buenas. Estuvimos hablando un buen rato (entre nosotros, no con las tipas esas) y luego nos fuimos a un pub más discotequero. No veais los trapitos que se ponen las irlandesas (o de donde sean). Como hiciésemos un certamen internacional de la falda más corta, las españolas se comían los mocos. Aquí tenéis una muestra a la entrada del pub.
Cuando entramos, nos bajamos al sótano, que tenían pista de baile y la gente bailaba (normalmente en los pubs no baila ni dios). Claro, que luego nos dimos cuenta de que la mayor parte de la gente que estaba bailando eran españoles, y el DJ nos puso Shakira (en inglés), el ‘Aserejé’ y ‘Yo quiero bailar’ y nos las dedicó a los españoles del bar. Teníais que habernos visto bailando el Saturday Nights… Un show.
A las 3 nos fuimos a casa y cogí el 44N, que es uno de los autobuses nocturnos, y que me dejó al lado de Bird Avenue (donde vivo). En el viaje se me sentó al lado un irlandés borracho como una cuba y se puso a hablar conmigo y con las dos chicas que iban sentadas detrás. Muy guapas ellas. Una era polaca y la otra francesa. El caso es que le dio un ataque de alergia al pobre y se pasó medio viaje estornudando, así que al final fui yo quien estuvo hablando con las chicas, que me indicaron, muy amablemente, dónde me tenía que bajar. Con todo el cachondeo llegué a casa a las 4, y a la mañana siguiente había quedado a las 12 con Valentine para ir a ver el hurling, así que me metí en el sobre rápidamente para dormir 6 horas…

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Primero de todo, a lo mejor la lavadora tiene la posibilidad de un lavado más corto. Compruébalo.
Segundo, quiero una oveja irlandesa, por faaaaaa, comprame una.
Tercero, no te metas con Harry Potter o no te vuelvo a escribir.
Cuarto, ¿cuanto cuesta una pinta de cerveza?
Y por fin: un beso de Zyrma.

6:37 p. m.  
Blogger Fran said...

Vayamos por partes:
1 - Los números de la lavadora están borrados, así que sólo me puedo fiar de lo que haga la mujer esta, ya que no sé dónde tengo que poner la ruleta del programa de lavado.
2 - Ven tú y te la compras :p
3 - La verdad es que ahora lo he leido un poco más y no está tan mal.
4 - Entre 4.35 y 4.65 me han cobrado a mí por las de Guinness.
5 - Pues yo me cago en la empuñadura de la lanza de Don Quijote. Sí que me llegan tus SMS, campeón. Lo que pasa es que no me he traído espátula, entonces no me quiero arriesgar a no ser capaz de quitarme los gayumbos sólo con las manos, y por eso me los cambio tos los días...

10:50 a. m.  

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